La anosmia, la pérdida del olfato es una de las secuelas que deja tras su paso el covid. La alteración, se suele resolver en pocos días pero en un porcentaje alto de casos, la recuperación puede tardar varios meses y algunos de los pacientes todavía la padecen.
La práctica olfativa con aceites esenciales es una terapia excelente para entrenar el olfato y recuperar este sentido que ha sido olvidado e infravalorado en los últimos años. En la actualidad sabemos que el olfato juega un papel crucial en procesos como la atención o la memoria pero a finales del siglo XIX, el neuroanatomista francés Paul Broca (1824-1880) comprobó que los humanos disponen de un centro olfativo relativamente pequeño, el bulbo olfativo y a partir de sus observaciones se creyó que el aparato olfativo de los humanos estaba muy subdesarrollado al compararlo con el de algunos animales:
- En el hombre representa el 0,01% del volumen cerebral
- En los ratones, esta estructura supone el 2%
Y dedujeron que si la estructura de un órgano es más grande, su función e importancia tenía que ser también mayor.
Pensadores, filósofos, científicos y grandes estudiosos contribuyeron a disminuir la importancia del sentido del olfato al llegar a las siguientes conclusiones:
El filósofo Kant afirmó que el olfato no proporciona conocimiento al ser humano
El naturalista Alexander von Humboldt aseguraba que el olfato trae codicia e impulsividad
El psicoanalista Sigmund Freud pensaba que el desarrollo cognitivo y social del ser humano se debe a su pobre sentido del olfato
Pero no es hasta bien entrado el siglo XX que no se reconoce el valor del olfato humano.
El bulbo olfativo es muy pequeño, ocupa el 0.01% del volumen cerebral pero tiene una gran cantidad de conexiones a muchas zonas.
Hoy en día hay debate de cuantos olores percibimos, la mayoría de científicos establecen unos 10.000, mientras que la universidad de Suecia dice que podemos distinguir más de 10 millones de olores.
Lo que sí sabemos es que cuando olemos, al inspirar por la nariz tenemos unos sensores que son los que van a trasformar la información en el lenguaje neuronal.
Gracias a la volatilidad de los aromas, éstos entran en nuestra cavidad nasal y se activan los receptores. Al activarse y percibir esas reacciones químicas, esa información se traduce en electricidad y de esta forma, las neuronas comprenden la información y la llevan hasta el área cerebral correspondiente, el cerebro límbico.
Para ayudar a las personas a recuperar el olfato se ha estudiado un protocolo de 12 semanas basado en el uso de 5 aceites esenciales, de forma que la estimulación cotidiana del olfato es la clave para favorecer el nacimiento de nuevas neuronas olfativas (neurogénesis) y sus conexiones.
El procedimiento consiste en entrenar el olfato con estos 5 aceites esencial dos/tres veces al día durante 12 semanas.
ACEITES ESENCIALES RECOMENDADOS
Limón (Citrus limonum)
Clavo de olor (Eugenia caryophyllus)
Rosa (Rosa damascena)
Eucalipto radiata o globulus (Eucalyptus radiata o eucalyptus globulus)
Menta piperita (Menta piperita)
El aceite esencial de rosa puede substituirse por un absoluto de rosa, de menor coste o bien cambiarlo por el aceite esencial de lavanda (lavandula angustifolia).
PROCEDIMIENTO
Es importante realizar las prácticas olfativas en un espacio de tranquilidad y calma. Reservar de 5 a 10 minutos por la mañana y la noche para que podamos estar más receptivos. Hay que oler sin forzar y abstraerse de expectativas ante el ejercicio. No tenemos que obsesionarnos en reconocer e identificar los olores, sino dejar que los aromas penetren en nuestro sistema y lleguen al bulbo olfativo.
Es importante estar alejados de la influencia de otros olores que pueda haber alrededor. Cuanto más inocua sea la estancia mucho mejor.
El ejercicio deberá realizarse dos veces al día, por la mañana antes de desayunar y por la noche antes de cenar.
También es de suma importancia no condicionarnos y por lo tanto, no miraremos el nombre del aceite esencial que vayamos a oler. No se trata de una competición o evaluación de aromas sino de estimular la olfacción.
Oleremos cada frasco unos 30 segundos. Lo colocaremos unos 2 cm debajo de la nariz y lo moveremos para que aroma se volatilice.
Para cada uno de los aceites anotaremos:
Si percibimos el aroma y podemos identificarlos
Si tenemos dudas
Si no tenemos ninguna percepción olfativa
Que sensación corporal nos despierta, como salivación, calor, frio, sensación en la boca o la nariz, etc
Dejarnos llevar por lo que nos evoca el aroma, que nos sugiere o que emociones, colores, vivencias, recuerdos nos transporta
Desarrollo de las semanas:
Dos primeras semanas: tres olfacciones diarias de cada uno de los 5 aceites esenciales durante 30 segundos
10 semanas siguientes: dos tres olfacciones diarias de cada uno de los 5 aceites esenciales durante 30 segundos
Pasadas las 12 semanas, podemos iniciar una fase de mantenimiento de una olfacción diaria de cada uno de los 5 aceites esenciales también durante 30 segundos
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