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COMO NOS AYUDAN LOS ACEITES ESENCIALES ANTE EL CORONAVIRUS

ANSIEDAD, NERVIOSISMO, DEPRESIÓN




Sólo una parte de la población, nuestros mayores, han sido testigos desgraciadamente de confinamiento, miedo, inseguridad y temor por un integridad física. Nuestra generación y la de los jóvenes estamos acostumbrados a bienestar y poder satisfacer, en mayor o menor grado nuestras necesidades. Podemos alternar y combinar trabajo, obligaciones, enriquecimiento personal, relaciones sociales y familiares y como no, ocio y romper con, prácticamente todo ello de forma abrupta, no es de difícil asimilación.


Todavía no llevamos ni dos semanas de estado de alerta con confinamiento en nuestros hogares y podemos ver en los medios de comunicación y redes sociales como algunos ciudadanos no cumplen con las recomendaciones y como se altera la convivencia dando lugar a altercados entre vecinos.


Esta situación es realmente un reto. Un reto social, económico, familiar y personal.


Mis queridos aceites esenciales no podrán mejorar la economía una vez superada esta crisis sanitaria pero si pueden contribuir a mejorar las relaciones interpersonales, a ayudarnos en los estudios, a purificar los ambientes, a meditar y a relajarnos, además, como no, de mejorar nuestra salud y potenciar nuestro sistema inmune.


El confinamiento, la incertidumbre, el miedo, el cambio de hábitos y rutinas diarias generan estrés, ansiedad y malestar emocional.


¿Puede un aceite esencial mejorar nuestro estado de ánimo? Si, el olfato es el sentido que tiene conexión directa con el sistema límbico, el encargado, entre otras tareas, de nuestro estado emocional.

Para entender cómo un simple aroma pueda intervenir en la modificación del estado de ánimo, antes tenemos que hacer una breve introducción de anatomía del cerebro.



El sistema límbico es un conjunto de estructuras cerebrales entre las que encontramos el tálamo, hipotálamo, hipocampo, la amígdala cerebral y formaciones olfatorias que regulan las emociones, la memoria, algunas funciones metabólicas, térmicas de regulación de la temperatura corporal y de supervivencia como el hambre y el instinto sexual. Así por ejemplo la amígdala es la encargada de gestionar las emociones y las conductas, el hipocampo la memoria y el hipotálamo la homeostasis del organismo.


Un equipo de profesionales de la Facultad de Ciencias de la Salud perteneciente a la Universidad del Cauca, https://revistas.unal.edu.co/index.php/morfolia/article/viewFile/52874/52541 nos indican que en la actualidad se reconoce como resultado de investigaciones, que el sistema límbico está involucrado en el control de la emoción, las motivaciones, la conducta, la iniciativa, el mantenimiento o supervivencia del individuo o de la especie, la memoria y el aprendizaje.


Para que algo se grabe de forma duradera en nuestra memoria, el recuerdo debe ir acompañado de un alto grado de impacto emocional. Se sabe que el estrés dificulta la retención y la memoria y por tanto, el estudio de nuevas disciplinas y conceptos. Cuando estamos estresados se produce un aumento de la secreción de la hormona del estrés, como el cortisol. La situación que estamos viviendo estos días provoca estados estresantes que además de afectar a nuestra capacidad de aprendizaje, altera y disminuye nuestro sistema inmunológico.


Depende de qué autores leamos, podemos encontrar distintas clasificaciones de emociones. Estos días estamos viendo miedo, ira, tristeza por la afectación a escala mundial de un virus altamente contagioso que se multiplica y parece ser muta a gran velocidad. Otras emociones básicas como la alegría y la sorpresa ante el gran número de voluntarios que se brindan para colaborar bajo distintas fórmulas, y ante la entrega y profesionalidad de todo el personal sanitario que aún a costa de su salud, siguen atendiendo al número creciente de infectados.


Y es que muchas veces los que amamos, estudiamos, aprendemos e intentamos divulgar los beneficios de la aromaterapia nos encontramos con personas que discuten la eficacia de los aceites esenciales por su total desconocimiento ante la simplicidad que puede parecer el funcionamiento y las vías de actuación.


Cuando olemos las moléculas volátiles de los aceites esenciales llegan a nuestra nariz, la cual está recubierta de epitelio donde se encuentran las células receptoras de los aromas. Éstas son las encargadas de transmitir la información al bulbo olfatorio del cerebro. Esta información llega hasta el sistema límbico, el cual, como hemos visto gestiona emociones y memoria. Uno de los órganos integrantes del sistema límbico, la amígdala será la responsable de establecer una conexión entre ese aroma y una emoción y el hipocampo será el que relaciona ese aroma con un recuerdo en la memoria. Por eso los olores nos pueden transportar a situaciones ya vividas como si estuvieran ocurriendo en el momento presente. Así pues, al estar interconectado olfato y emoción, podemos a través de las olfacciones profundas, lentas y conscientes de los aceites esenciales gestionar las emociones que a su vez son responsables de estados de estrés, ansiedad y nerviosismo.


Son varios los aceites esenciales que trabajan el estrés, el nerviosismo y la ansiedad pero entendemos que dada la dificultad de poder acceder a ellos, es más conveniente hablar de los más conocidos.


Os quiero dar una buena noticia. Los aceites esenciales son grandes sinergias naturales que nos brinda la naturaleza. ¿Qué significa esto? Que un solo aceite esencial posee decenas y en algunos casos hasta 200 moléculas activas, lo que no ocurre con un preparado sintético, que tan sólo posee uno o dos principios activos. Esto permite aumentar el potencial terapéutico de un solo aceite y además, permite cubrir un abanico amplio de aplicaciones dada la variedad en su composición. Así por ejemplo, hablamos del aceite de ravintsara (Cinnamomum camphora) gran antiviral y a su vez relajante del sistema nervioso. No es necesario adquirir un aceite esencial relajante puesto que el mismo aceite posee esta actividad. También hablamos del aceite de laurel (Laurus nobilis), antibacteriano y antiviral y a nivel emocional, a través de las inhalaciones profundas y conscientes, nos va a aportar seguridad y fuerza para superar estos momentos tan delicados por los que todos estamos pasando.


Podremos aplicarnos dos gotas de estos aceites esenciales en las plantas de los pies y dos gotas en cada muñeca de forma que cerraremos las manos en forma de cuenco y realizaremos un mínimo de tres respiraciones profundas, conscientes, calmadas y pausadas para que su aroma llegue hasta el sistema límbico y actúe sobre nuestro estado de ánimo.


Podemos aplicar dos gotas en la zona del plexo solar, es decir, en la boca del estómago, para que nos ayude a descansar mejor.


Este procedimiento, el de inhalación profunda y el de aplicación tópica también lo seguiremos con el aceite de lavanda (Lavandula angustifolia), mandarina (Citrus reticulata), naranja dulce (Citrus sinensis), ylang ylang (Cananga odorata), bergamota (Citrus bergamia) o verbena exótica (Litsea cubeba). Podemos inhalar durante el día, a demanda, cuando nos sintamos agitados, ansiosos o bien antes de acostarnos.

Pero como queremos fortalecer nuestro sistema inmune y la adquisición de aceites puede resultar difícil, podemos centrarnos en la ravintsara (Cinnamomum camphora) y el laurel (Laurus nobilis), para cubrir ambas necesidades, mejora de nuestra inmunidad y relajación del sistema nervioso.

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