CÓMO LA MEDITACIÓN SE PUEDE CONVERTIR EN UN RECURSO PARA RECUPERAR FÁCILMENTE ESTADOS EMOCIONALES DESEADOS
Estos días de confinamiento podemos estar experimentando sentimientos contradictorios. Podemos sentir alegría por poder estar más tiempo con nuestros seres queridos y a la vez tristeza por no poder disfrutar de nuestra libertad de acción. Podemos disponer de más tiempo para nosotros mismos pero a la vez merma nuestra capacidad económica, podemos tener espacio y tiempo para relajarnos pero la falta de costumbre nos inquieta y así, pueden aparecer otros tantos sentimientos los cuales estarán en función de nuestra situación.
El hecho común que nos une a todos es el de estar confinados y no poder salir de casa. Estamos ya en primavera y no podemos disfrutar de lo que nos aporta esta estación.
Nuestra meditación de hoy nos va a transportar a una playa, al aire libre. El recuerdo de una experiencia agradable, posiblemente con buena compañía, que nos lleve a un día de sol, relax, disfrute, felicidad nos va a permitir rememorar esas sensaciones y a la vez disponer de una herramienta a la que podamos acudir cuando nos sintamos encerrados. Nos permitirá salir al exterior, aunque sea por unos minutos, salir del confinamiento en nuestras casas, cuando sintamos la falta de contacto con la naturaleza y precisemos un aporte de alegría y bienestar.
Por tanto, vamos a traer a la mente un día de playa que para nosotros tenga un significado especial. Vamos a recordar las sensaciones y los sentimientos de ese día, de forma que de un modo sencillo vamos a poder recuperarlos cuando lo necesitemos.
Anclar un gesto, una palabra, una imagen es un recurso útil para poder acceder a estados que deseamos en un instante.
Por tanto, la meditación aparte de proporcionar beneficios físicos cuando se practica regularmente, también puede ser un buen catalizador de sentimientos y emociones que nos hagan el día a día más llevadero.
Al igual que el resto de meditaciones, ésta la podéis realizar siempre que lo deseéis si bien en este caso, es aconsejable repetirla de forma periódica para poder recargar nuestro anclaje hasta que la sensación y emoción que permite revivir se convierta en un estado habitual de nuestra forma de ser. Por tanto, podéis revivir esa misma situación, ese regreso al día de playa para volver a recargar ese punto que para nosotros va a ser un disparador de un estado, de una emoción, de un estado de alegría, de disfrute, de contacto con la naturaleza para que lo podáis recargarlo, reviviéndolo y volviendo a realizar el mismo proceso para utilizarlo cuando sea necesario.