A temprana edad se instalan en nuestro inconsciente las heridas de la infancia que conformarán a lo largo de nuestra vida un personaje, una personalidad, una máscara llamada EGO. A no ser que tomemos conciencia a través de un trabajo de introspección, viviremos creyendo que realmente nosotros somos ese personaje.
Un personaje que tiene apegos, bien sean físicos, emocionales o mentales porque quiere lograr, conseguir o acumular, que se crea expectativas y para cumplirlas controla situaciones, personas, actividades y si no lo consigue acaba manipulando o ejerciendo el poder y para ello no duda en convertirse en víctima, perseguidor o salvador porque en el fondo no quiere sentir emociones como el vacío del abandono, el rechazo o la culpa y utiliza el miedo, el orgullo o la vergüenza para relacionarse en sociedad.
Vamos a desarrollar más este párrafo para que podáis conocer e identificar las 21 máscaras del ego e incluso pueda proporcionaros luz para hacer una toma de conciencia y daros cuenta de cuáles son las vuestras, porque creedme, todos tenemos, hemos tenido o tendremos alguna. Nadie se libra.
Cuando vivimos apegados vivimos en sufrimiento. Todos conocemos a quienes están subyugados a sus bienes materiales como su casa, sus posesiones, su coche, sus colecciones o también viven apegados a otros individuos, a seres vivos, bien sean personas o animales como a su pareja, su madre, su hermano o hermana y no se creen capaces de realizar acción ninguna de importancia si no es con la ayuda de ellos. O bien pueden estar apegados a su propia identidad, cuando dicen frases como “yo no puedo cambiar porque yo soy así”.
¿Y por qué estamos apegados? Porque queremos lograr algo por el mero hecho de conseguirlo o queremos obtener y así alcanzar un beneficio o bien acumular, bien sean emociones, bienes, conocimientos, ideas, etc. El lograr puede tener detrás diversas motivaciones: alcanzar un estatus, sentirnos superiores a alguien porque en el fondo no nos sentimos suficientes o nos permite que no se haga visible nuestra inseguridad. Son muchas las estrategias de nuestro ego para que no salgan a la luz nuestras sombras, aquella parte de nuestra personalidad de la que no nos sentimos orgullosos.
¿Y verdad que cuando queremos alcanzar un objetivo, por ínfimo que sea la mayoría de ocasiones nos creamos expectativas? Este es un tema que trataremos ampliamente puesto que las expectativas son las causantes de mucho dolor y sufrimiento cuando no se cumplen tal cual las hemos imaginado. Y es que una cosa son expectativas y otro muy distinto objetivos, pero como os digo, hablaremos más ampliamente en otro post.
Bien, para cumplir estas expectativas podemos llegar a querer controlar, incluso llegar a controlar lo que deben hacer los que están a nuestro alrededor. ¿Y entonces dónde se encuentra la libertad de elección de cada uno?
Cuando el control no nos es posible, intentamos manipular o ejercer nuestra autoridad, bien sea reconocida o no. Os suenan frases como “si me quisieras vendrías a verme más a menudo” o “con todo lo que he hecho por ti”. Estas y otras frases se utilizan para victimizarnos y ejercer de forma sutil la manipulación.
Estamos avanzando en el reconocimiento de las 21 máscaras del ego, pero todavía nos quedan algunas.
Nuestro ego también puede actuar con la máscara del salvador, aquella persona que si bien parece que de forma desinteresada y altruista viene a ayudarnos, en realdad está supliendo una carencia, su falta de amor. Todos en el fondo queremos conseguir amor, bien sea de nuestros padres, de nuestra pareja, de nuestros hijos, de nuestros amigos o compañeros. Lo que ocurre es que a veces utilizamos formas que no son sanas. Hemos visto que podemos ir de víctima, de salvadores y también podemos actuar como perseguidores, es decir, personas que juzgan de forma incesante.
Y como en las obras de teatro griega, nosotros también utilizamos máscaras. Máscara que nos van a impedir sentir el vacío cuando nos sentimos abandonados o rechazados o culpables, o sintiendo vergüenza, escondiéndonos o haciendo ver que no ocurre nada cuando en realidad estamos rotos por dentro, este es el orgullo o teniendo miedo a actuar, a mostrarnos, a ser en definitiva nosotros mismos, sin filtros para agradar a los demás y conseguir el preciado amor.
Todo ello conforma a alguien distinto de quien REALMENTE somos, porque no agrada mostrar nuestras debilidades o aquella parte de personalidad de nosotros mismos que a nuestros propios ojos no tendría que encontrarse en nuestro interior.
En base de la infancia y con los años vamos conformando un personaje, nuestro EGO.
Vamos a resumir estas 21 máscaras detrás de las que se esconde nuestra verdadera esencia.
Las 21 máscaras las podemos agrupar en 7 bloques, en donde en cada uno de ellos encontramos 3 de las mismas:
1º Bloque: las negaciones. Son el miedo, el orgullo y la vergüenza
2º Bloque: las emociones. Abandono, rechazo y Culpa
3º Bloque: los roles. Víctima, perseguidor y salvador
4º Bloque: herramientas: Control, manipulación y poder
5º Bloque: expectativas: falsas Esperanzas, completa seguridad y egocentrismo
6º Bloque: Necesidades: obtener, lograr y acumular
7º Bloque: Apegos: físico, emocional y mental
¿Y qué podemos hacer? Integración emocional y yo os aconsejo acompañarla de aquellos aceites que contribuyan a despertar nuestra esencia. Lo vemos en otro post.
El objetivo de este escrito es que toméis conciencia de vuestra forma de actuar, que intentéis veros como si estuvierais viendo una película donde el actor soy vosotros. Desde la butaca del teatro es más fácil que nos demos cuenta de cómo nos movemos en la vida, eso sí, si realmente somos legales con nosotros mismos y no nos auto engañamos.
FELIZ DÍA
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