Llega el verano y con su inicio la magia del solsticio y en Catalunya, la celebración de San Juan. Reunión de amigos y familia, celebración con coca y cava, petardos y fuego. Las hogueras han ido perdiendo su presencia pero en mayor o menor medida sigue siendo el elemento indispensable en la celebración de San Juan.
Particularmente no es una fiesta que me atraiga, no soy amante de los petardos pero ejerce en mí una atracción especial la época y su significado. Tampoco soy amante de rituales, algunos de los cuales se realzan en esta época. Si es cierto que algunas amistades me han preguntado qué pueden hacer durante el solsticio de verano y os voy a dar mi particular visión como época de renovación, cambio y por lo tanto, puede ser una excelente forma de iniciarse en el uso de los aceites esenciales. Luego te cuento cómo.
Antes, quería ponerte en antecedentes, conocer qué ha ocurrido durante la historia.
El tan esperado verano se inicia con el solsticio.
El término solsticio proviene del latín sol que significa "Sol" y sistere cuyo significado es "permanecer quieto". El solsticio ocurre cuando el eje la Tierra está más inclinado hacia el Sol. La máxima inclinación corresponde a 23°27'.1 y tiene lugar dos veces al año, durante los solsticios. El de verano ocurre entre el día 20 y 22 y corresponde al día con más período de luz, es decir el día más largo.
Desde la prehistoria hasta la actualidad, diversas civilizaciones han celebrado el solsticio de verano y le han otorgado a esta fecha un poder y significado especial. Época en la que las nieves desaparecen y se preparan las tierras para el cultivo y era el tiempo dedicado especialmente a las bodas, por ser época de germinación. Las civilizaciones antiguas solían rendir culto a sus dioses solares durante el solsticio.
En la antigua China, la ceremonia de solsticio de verano se dedicaba a la tierra, a lo femenino y a las fuerzas del yin (elemento femenino).
Las antiguas tribus germánicas, eslavas y celtas en Europa celebraban el solsticio de verano con hogueras y finalmente llegamos a la noche de San Juan, una fiesta de origen pagano, ligada al fuego y su función purificadora tanto al contemplarlo como al saltar sobre él. En Marruecos y Argelia, se celebra la fiesta del Ansara el 24 de junio, que coincide con el inicio del solsticio de verano y también encienden hogueras y queman hierbas medicinales como medio de purificación.
Si observamos los puntos en común, las conexiones entre todos estos festejos, todos coinciden en términos como crecimiento, cambio, purificación y feminidad. Para mí, el zenit de máxima luz durante el día comporta el inicio de un nuevo ciclo, una trasformación, una renovación.
Es una festividad ligada a la naturaleza y las plantas. La recolección del tomillo y del hipérico se aconseja en esta época para conseguir el máximo potencial terapéutico y poder preparar el macerado de hipérico.
Con estos elementos, os voy a ofrecer mi propuesta: potenciemos el inicio de una nueva etapa con aceites esenciales.
La psicoaromaterapia es la disciplina que trabaja las emociones con los aceites esenciales y que mejor ayuda para trascender, transformarnos, crecer y evolucionar que los agradables aromas de estos concentrados de plantas.
Hablar de psicoaromaterapia a veces puede resultar complicado puesto que la experiencia y los estudiosos de la materia nos dicen que no podemos centrarnos en el uso de un determinado aceite esencial a un tipo de aplicación concreta. Si bien podemos coincidir que un determinado aceite tiene aplicaciones emocionales probadas por distintos profesionales de la materia, es cierto que la afinidad olfativa siempre tiene la última palabra. Vamos a explicarlo. Un aceite puede usarse para la gestión de una determinada emoción pero estas piedras preciosas de la naturaleza despiertan en cada uno de nosotros sentimientos que pueden ser distintos y por lo tanto, generan y mueven emociones que pueden no coincidir en una misma muestra de población. Aquí es donde juega un papel importante la afinidad olfativa, es decir, trabajar con el aceite que a nivel olfativo nos llame la atención en el momento que hacemos la consulta, nos mueva, nos envuelva, que encontremos que es el aceite que “nos comeríamos” por lo mucho que nos agrada.
Podéis aprovechar el simbolismo de esta fecha para iniciar vuestro cambio, vuestra renovación, vuestro renacer y para ello quiero hablaros de 3 aceites esenciales adecuados para este fin. Existen algunos más que nos ayuden con la fuerza que transmiten, pero en aromaterapia como ocurre en otras disciplinas y en la vida en general, menos es más.
Cedro del Atlas (Cedrus atlántica)
Podemos acudir a él en momentos adversos y desafiantes de la vida como cuando nos planteamos cambios de rumbo, renovación y renacimiento.
Nos aporta centramiento y tal como si estuviéramos delante de un imponente cedro su aroma nos enraíza para que nuestros pies estén firmes para propiciar nuestro resurgir, conectando con nuestra fuerza y valor.
Su aroma hace sentirnos fuertes, valientes, como una roca como un gran árbol.
Palabras clave: centramiento, resistencia, fuerza, valor
Laurel (Laurus nobilis)
Todo cambio precisa de valor y el aceite esencial de laurel va a conectarnos con el héroe que llevamos dentro aunque a veces no sepamos reconocerlo, también va a reconectarnos con la victoria, con nuestra parte guerrera y luchadora.
A veces puede ocurrir que queramos un cambio en nuestras vidas pero no tengamos claro cuál debe ser nuestro próximo objetivo. El aceite de laurel nos proporcionará visión, enfoque, saber hacia dónde dirigirnos y poder cambiar nuestra mirada si es necesario.
Palabras clave: Confianza, seguridad, fortaleza, resistencia, héroe.
Como os comentaba, la propuesta puede ser mucho más amplia pero quiero finalizarla con el aceite esencial de abeto negro.
Abeto negro (Picea mariana)
El aceite esencial de abeto negro es un adaptógeno, es decir, ayuda al organismos a adaptarse a situaciones, incluso a los cambio de estaciones cuando aparece la apatía y la astenia.
Cuando sintamos que nuestras fuerzas disminuyen, cuando el cansancio hace mella y se apodera de nosotros, cuando precisemos de una recarga energética, el abeto negro es nuestro aliado.
Palabras clave: agotamiento, fatiga, fuerza vital
¿Hacemos un ritual?
Aquí el ritual adquiere su importancia como catalizador del cambio que queremos efectuar y San Juan y el solsticio de verano puede ser la época perfecta para iniciar nuestros cambios por todo el simbolismo que comporta.
Te propongo iniciar tu ritual escribiendo una carta y si te es posible, con letras rojas sobre un papel amarillo.
Plasma en ella tus cambios. Debes tener claro tu objetivo y cuáles son tus prioridades.
· Escribe el resultado final, a donde quieres llegar, qué significa tu cambio
· Escríbelo en presente, como si ya lo hubieras conseguido
· Escríbelo a mano, con letra clara y sin enmiendas
· Da siempre las gracias
· Es importante anotar al final la palabra apropiadamente.
Voy a darte un ejemplo: estoy contenta por el nuevo trabajo que tengo, con el que disfruto, me realizo y recibo un pago justo. Estoy muy agradecida porque se ha materializado rápida y apropiadamente.
Puedes guardarlo en tu mesita de noche o debajo de tu almohada para que cada noche puedas recordarlo.
Y ahora vamos por nuestro ritual aromático con los tres aceites esenciales que os he comentado.
Vamos a elaborar una unción con el preparado que vamos a confeccionar.
Os propongo hacer un aceite de unción al 5%. ¿Qué significa esto? No me gusta dar fórmulas con el número de gotas a incluir sin más, sin explicaciones, porque entonces no sabemos cómo trabajamos y porque depende del tamaño del recipiente que vayáis a utilizar. Creo que es mejor saber la proporción que debemos usar y si queremos efectuar alguna modificación, seremos autónomos, independientes y conocedores de la razón. Para un aceite corporal, un 5% es adecuado aunque podemos movernos entre un rango de un 2,5 a 10%.
Un 5% se refiere al porcentaje de aceites esenciales que añadiremos a nuestro aceite base. Como aceite base o también llamado portador podemos usar aceite de oliva, sí oliva, para nosotros es un aceite al que no damos la relevancia que realmente tiene por su potencial nutritivo y regenerador pero si queréis optar por otro, puedo sugeriros el típico de almendras dulces, nuez de albaricoque, macadamia, germen de trigo o cualquier otro que tengáis a vuestro alcance. Sin embargo, dada la fecha en la que nos encontramos y las propiedades del aceite de hipérico, cuya flor se recoge en San Juan y se macera durante 40 días y 40 noches, hoy os propongo este aceite vegetal base.
A este aceite de hipérico, le añadiremos un total de 5% de los tres aceites esenciales.
Vamos a poner un ejemplo: tengo un envase de 50ml que rellenaré con el aceite portador, en este caso hipérico. Vamos a por la calculadora, un 5% de 50ml son 2,5ml de aceites esenciales. Puesto que es más fácil trabajar con gotas cuando trabajamos a pequeña escala, debemos saber que 1ml son 20 gotas, por lo tanto, 2,5ml x 20 gotas, tendremos un total de 50 gotas. Como tenemos que repartirlo entre 3 aceites esenciales que vamos a incorporar, podemos repartir las 50 gotas entre 3, lo que nos daría un total de 16 gotas de cada uno, si bien, a mí me gusta potenciar más el abeto negro.
Nuestra fórmula quedaría como sigue:
· 50 ml aceite de hipérico (es un macerado)
· 10 gotas de cedro del atlas
· 15 gotas de laurel
· 25 gotas de abeto negro
¿Cómo lo preparamos?
1. Llenamos nuestro envase hasta la mitad
2. Añadimos 10 gotas del aceite esencial de cedro del atlas
3. Añadimos 15 gotas del aceite esencial de laurel
4. Añadimos 25 gotas del aceite esencial de abeto negro
5. Terminamos de rellenar nuestro envase con el macerado de hipérico
¿Una vez preparado, qué hacemos?
Con total conciencia, centrados en nuestra respiración, con los ojos cerrados, conectando con el centro de nuestro corazón, dejamos caer sobre nuestra cabeza gota a gota la cantidad equivalente a una cucharada sopera de nuestro preparado iniciando así nuestra unción.
Ungimos todo nuestro cuerpo, rostro, tronco, tanto pecho como espalda y extremidades, de forma atenta, estando presentes, con total atención plena, agudizando nuestros sentidos, sintiendo el tacto de nuestras manos en nuestro cuerpo, notando el aroma, sobre todo, sintiendo el aroma.
Como vuestras manos quedarán impregnadas de aceite, poned las manos en forma de cuenco y con los ojos cerrado, haced un mínimo de 10 respiraciones profundas, conscientes. Así, gracias al nervio olfativo, vuestro sistema límbico, el encargado de gestionar vuestras emociones recibirá la influencia de los aromas y como por arte de magia, aunque es un proceso bioquímico estudiado, podréis notar la influencia que ejercen los aromas en la gestión de nuestras emociones.
El aceite que os quedará podréis utilizarlo como aceite corporal para después del baño en lugar de crema hidratante. Con la piel húmeda, aplicad la cantidad de una nuez repartida por el cuerpo y notaréis la diferencia de cómo queda vuestra piel.
Y lo más importante, la olfacción consciente, profunda. Podéis poner una pequeña cantidad en un bote que podáis llevar con vosotros a diario y oler a demanda.
A parte de relajar vuestra mente con las 10 respiraciones conscientes, los aromas ejercerán su influencia en vuestro estado de ánimo propiciándonos, fuerza y adaptación para el cambio.
Y hasta aquí mi propuesta renovadora.
Y como me gusta sacar el máximo de rentabilidad a los aceites que podéis tener en casa o bien que adquiráis en un comercio especializado, en el próximo post os voy a explicar para qué otras aplicaciones podemos usar los aceites con los que hoy hemos trabajado. Recordad que un mismo aceite por su riqueza en su composición química, tiene múltiples aplicaciones que a veces desconocemos.
¿Sabíais que el aceite esencial de cedro es bueno para nuestro cabello o que el de laurel nos ayuda en la concentración y el estudio y que el de abeto negro es uno de los mejores limpiadores atmosféricos que existen y ahora con el covid acechando constantemente es una buena opción para mantener el aire de vuestro hogar libre de patógenos?
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